sábado, 4 de septiembre de 2010

Cuando las horas pasan lentamente

Nada peor que no tener nada que hacer, pero tener que estar en ese lugar en concreto. Obviamente no es tu casa, porque si es la casa de uno ,eres feliz de estar allí y, en ese caso, no tener nada que hacer no es un problema.
El resumen es que me encuentro donde no quiero, pero no tengo más remedio que estar y no tengo nada que hacer. Bueno, algo sí...pensar!
Y como mi cabeza siempre va más allá de lo que voy yo tengo un hervidero dentro y recuerdo el despertar de hoy (fantástico regalo de la vida) y la discusión de después de comer (más de lo mismo).
Me pongo a pensar si debería lanzarme a escribir esos cuentos que les cuente a mis hijos inventados y que tant les gustan. Me dicen " queremos un cuento pero inventado". Y después los olvido.
Es como cuando hago algo de comer de retales y juli me dice "ésto tienes que repetirlo" y yo le digo que no recuerdo cómo lo he hecho. El pobre se queda desilusionado, pero debería sentirse bien porque es un plato único!!!
Sigo con lo anterior, estaba pensando en mis hijos, todo el día con la abuela, discutiendo entre ellos y portándose regular. El mayor tiene 10 años, qué podemos esperar.
Y yo me pregunto... qué pinto aquí, sin nada que hacer, sin nadie que entre y mis hijos con mi madre????
Y creo que la situación es injusta y que es incierto eso de que cada uno tiene lo que merece.... si yo hablara!!!
Bueno, seguiré pensando, a lo mejor aprovecho el tiempo y escribo el cuento de la luna que duerme a los niños de la tierra...a Marta le encanta, claro que es cliente fácil.
Araceli

1 comentario:

  1. Digna de alabanza y admiración la vida de la madre trabajadora. Estoy seguro que llegará el día (espero) que hombres y mujeres convivan compartiendo todas y cada una de las tareas domésticas, pero, sin duda alguna, una madre siempre será, pensará y vivirá ese sentimiento único que las une, indefectiblemente, a sus hijos. Envidia, si.

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